martes, 23 de marzo de 2021

La discriminación en la escuela

Para comprender qué es la discriminación se deben tener en cuenta diferentes aspectos que ayudan a comprender este concepto. Por una parte, la Real Academia Española (2019) confirma en su primera definición que discriminar significa ‘seleccionar excluyendo’. En este sentido, se puede entender que esta acción hace referencia a la capacidad que tenemos los seres humanos de clasificar en diferentes categorías y de prescindir de las personas o las cosas que no tienen las mismas cualidades o características para ser miembros de un mismo grupo. 

Esta primera definición no tiene por qué ser negativa, ya que es una forma de entender la realidad y poder estudiar las características de determinados fenómenos o aspectos. Sin embargo, esta palabra adquiere un cariz negativo cuando se considera la segunda definición: «dar trato desigual a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo, de edad, de condición física o mental, etc.». De acuerdo con esta definición, las características de determinadas personas pueden llevarles a sufrir un trato de inferioridad y de desigualdad.

Desde esta perspectiva, Salazar (2005) confirma que la discriminación conlleva una desigualdad de derechos entre individuos con diferentes características físicas o mentales. Así, suele existir un grupo que se identifica como «normal» o «superior» y se comporta de forma hostil o negativa con todas las personas que no tienen sus cualidades o características (2005, p. 39).

De este modo, existen grupos de personas que, por sus características físicas o psicológicas, mantienen un estatus de superioridad y de bienestar social.


  • Discriminación directa: Cuando una persona sea, haya sido o pudiera ser tratada de manera menos favorable que otra en situación análoga por sus características físicas o mentales. Por ejemplo, celebrar el día del padre sin dejar que los menores puedan utilizar otra figura de referencia masculina. En este caso, se discriminaría al alumnado de familias monoparentales u homosexuales.
  • Discriminación indirecta: Cuando una disposición, criterio o práctica aparentemente neutro pueda ocasionar una desventaja particular a personas con una religión o convicción, con una discapacidad, de una edad o con una orientación sexual determinadas respecto de otras personas. Por ejemplo, poner un límite de tiempo para realizar una actividad de saltos de altura en Educación Física. Esto puede llevar a niños y niñas con sobrepeso o con alguna discapacidad física a no poder realizar la actividad en el tiempo establecido.
  • Discriminación múltiple o interseccional: Este constructo hace referencia a la exclusión y desigualdad que se produce por diversas características que motivan la discriminación. Por ejemplo, un niño de raza negra que tiene un trastorno del espectro autista (Catalá, 2010) puede ser discriminado por su raza y por su trastorno.

  • A partir de las definiciones anteriores puede considerarse que la discriminación en la escuela produce situaciones de exclusión e intolerancia hacia personas por sus características físicas, psicológicas o sociales. De este modo, la discriminación conlleva comportamientos que impiden la construcción de una convivencia inclusiva en la escuela, por ejemplo:
    1. Conductas asociadas a la violencia física. Propinar golpes, patadas, puñetazos, pellizcos, etc., a una persona porque tiene determinadas características físicas o mentales.
    2. Comportamientos relacionados con la violencia verbal. Insultos, sobrenombres, amenazas, etc., relacionados con sus características propias.
    3. Acciones vinculadas a la violencia relacional. No dejar que la persona forme parte del círculo de amistades por tener determinadas cualidades diferentes a las del grupo.
  • En la escuela el alumnado debe aprender a reconocer las necesidades de los otros y a respetar las capacidades diferentes entre los seres humanos. Teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad multicultural y diversa, es en las primeras etapas de la educación infantil y primaria en las que los docentes deben desarrollar en sus alumnos actitudes y comportamientos de respeto y solidaridad hacia los otros, independientemente de sus características o condiciones. De este modo, el profesorado deberá reconocer las necesidades del alumnado, valorar la diversidad y respetar las diferencias. Además, deberá fomentar actividades cooperativas y colaborativas, reconociendo el esfuerzo de cada uno de los alumnos y permitiendo incrementar el sentimiento de pertinencia y solidaridad.

Os invito a ver el siguiente video donde se dan varios paradigmas del grupo mínimo y experimentos sobre discriminación. 


¿Por qué se produjo este exprimento? Todo empezó en Riceville, una ciudad ubicada en el condado de Mitchell, en el estado estadounidense de Lowa. Allí, Elliott era profesora en la escuela elemental Riceville Community. Tras el asesinato de Martin Luther King en 1968, Elliott decidió enseñar a sus alumnos de tercero de primaria lo que significa experimentar una discriminación arbitraria. Para ello, dividió su clase en dos grupos. Uno inferior, formado por niños con ojos marrones, y otro superior, con los niños de ojos azules. A continuación, la profesora informó de que las personas de ojos azules de su clase eran las mejores y más listas. Puso ejemplos de personas importantes de ojos azules, como George Washington, frente otros ejemplos de personas de ojos marrones que habían hecho algo malo. 

A continuación, advirtió a sus alumnos de ojos marrones que no podían jugar con los de ojos azules en el recreo, ya que no eran tan buenos como ellos. Asimismo, la profesora puso unos collares a los niños de ojos marrones para remarcar más aún esta diferencia. Tras esta experiencia los niños de ojos marrones afirmaban que todo lo malo les sucedía a ellos. El trato diferente que se les daba les producía desánimo y resignación a su nueva condición. No solo los que habían sido sus mejores amigos, sino también su profesora parecía menospreciarles. Hubo peleas entre ambos bandos. El calificativo “ojos marrones” era ahora un insulto para ellos y los alumnos afirmaban que su situación no distaba demasiado de aquella en la que otra gente llamaba negros a la gente de color. 

Jane Elliott es un ejemplo de la gran influencia que puede tener un profesor sobre sus alumnos. Hemos podido ver como los argumentos que esta mujer daba a sus alumnos en aquel primer experimento eran tomados como válidos y verdaderos. Debemos tener siempre presente la trascendencia de lo que transmitimos a nuestros alumnos. Y es que, a través de lo que enseñamos y de las expectativas que proyectamos podemos conseguir que vayan mejorando y ampliando sus valores o, por el contrario, crear situaciones tan antipedagógicas como las que surgieron en la clase de tercero de Jane Elliott. 

En definitiva, al igual que el docente influye de modo negativo y puede transformar una clase en un escenario de discriminadores y discriminados, también puede transformar el clima del aula para que desaparezcan determinados casos negativos, no solo de racismo, sino también de otros problemas de gran gravedad que se dan hoy en día en las aulas como los casos de bullying. Tenemos derecho a ser diferentes, a ser hombres, mujeres, altos, bajos, gordos, delgados, viejos, jóvenes, blancos y negros. Las diferencias necesitan no ser vistas como negativas. Son positivas y valiosas.

Referencias bibliográficas

Antón, C. (s/f). Manual de apoyo para la prevención y la detección del racismo, la xenofobia y otras formas de intolerancia en las aulas. Madrid: Observatorio español del Racismo y la Xenofobia.

Barberá, E. (2004). Perspectiva cognitiva-social: estereotipos y esquemas de género. En Barberá, E. y Martínez, I. (coords.) (2004). Psicología y género. (pp. 55--80) Madrid: Pearson Educación S. A..

Booth T. y Ainscow M. (2015). Guía para la educación inclusiva. Desarrollando el aprendizaje y la participación en los centros escolares. FUHEM. Recuperado en: https://www.oei.es/historico/IndexLibroAgosto.pdf
Brown, B. (2010). Desaprender la discriminación en Educación Infantil. Madrid: Morata.

Carrera-Fernández, M. V., Cid-Fernández, X. M., Almeida, A., González-Fernández, A. y Lameiras-Fernández, M. (2018). Actitudes hacia la diversidad cultural de adolescentes de secundaria españoles y portugueses: influencia de la heteronormatividad y la desconexión moral hacia el bullyingRevista de Psicodidáctica23(1), 17-25.

Catalá, A. (2010). Discriminación múltiple por razón de género y pertenencia a minoría étnica. Aequalitas: Revista jurídica de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres26, 6-15.

Ceballos, M. (2009). La educación formal de los hijos e hijas de familias homoparentales: familia y escuela a contracorriente. Aula abierta37(1), 67-78.

Cortés, I. (2018). Guía para la no discriminación en el contexto escolar. Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, OEI oficina Chile.

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